El momento de la educación es ahora, no podemos esperar para regresar a la normalidad, no existe normalidad, el pasado debe permanecer en el pasado. No queramos volver a las sillas alineadas, a las eternas clases expositivas, agotadoras tanto para quiénes las proporcionan como para quiénes las escuchan.
Los
viejos esquemas, repetición y almacenamiento, instrucción de cajones, sin
contexto, copias de libros para rellenar, estudiantes desmotivados, sentados
que entran a las clases mudos y salen callados, profesores que utilizan la
misma técnica, la misma estrategia, los mismos materiales y conceptos con que
estudiaron hace 20 años, que no entienden que el mundo giró, la tecnología llegó
y no debemos mirarla como enemiga, sino como aliada. Las inteligencias
múltiples están cada vez más definidas y debemos llevarlas en cuenta.
Las
paredes de los salones ya no existen, el aula puede ser cualquier lugar, el
ambiente de aprendizaje/enseñanza se caracteriza por tener personas motivadas y
dispuestas a aprender y enseñar no apenas por tener sillas y mesas, usemos el
piso, el pasillo, el jardín, las plataformas digitales.
Utilicemos
este momento para reflexionar sobre nuestras prácticas docentes, no podemos
apostar más em la transmisión de información, debemos enfocar en la
construcción del conocimiento. El papel de protagonista históricamente dado al
profesor ahora debe ser repasado al estudiante, este debe ser el responsable
por su proceso de aprendizaje, teniendo en cuenta siempre la facilitación y
orientación por parte del profesor durante su camino.
Este es
el momento de dejar en el pasado la educación repetitiva y crear una educación
significativa, una inteligencia colectiva basada en la construcción de un ser
humano consciente, reflexivo y emocionalmente inteligente. Este es el momento.