jueves, 5 de noviembre de 2020

Evaluación: subjetividad y momentos evaluativos

Uno de los mayores dolores de cabeza en el ámbito educativo, tanto para los estudiantes que se sienten presionados a recordar todo lo estudiado y no perderse la asignatura, como para los docentes porque evaluar no es cosa fácil. Así es, hoy vamos a hablar de evaluación. 

Cuando se habla de evaluación, muchos docentes corren, ¿saben por qué? porque evaluar es difícil, no es un proceso fácil, no es calificar por la cara, ni por empatía, es parte fundamental del proceso de aprendizaje, es un reflejo del proceso de aprendizaje, ¿el estudiante va bien? ¿Le va bien al grupo o necesita cambios o ajustes menores? 

Empecemos por dejar muy clara una premisa fundamental para entender la evaluación: toda evaluación educativa tiene que estar asociada a los objetivos pedagógicos del curso. Si esto no sucede, se pierde el sentido de evaluación como educativo. ¿Qué estudiante nunca ha preguntado : "profesor cuántas líneas?", "¿Qué vas a evaluar?", "Gramática, ortografía, ¿cuánto vale cada pregunta?". ¿Sabes por qué sucede eso?

A menudo, las evaluaciones en escuelas o universidades se dan de manera improvisada o desarticulada, por ejemplo, profesionales que realizan exámenes subjetivos, complicados, exhaustivos ... ¿Quién nunca ha escuchado a un profesor decir “en mi examen, pocos aprueban”? O profesionales que solo aplican 2 exámenes, uno parcial y otro final, quizás porque son demasiado perezosos para corregir tantos exámenes, o quizás por orden u orientación de la institución donde trabajan. Todas estas situaciones pueden derivar en conductas indeseables, como ese famoso “copiar” del estudiante. 

Hoy vamos a discutir 2 puntos principales en relación a la evaluación, el primero es sobre subjetividad.

Como siempre les comparto mis experiencias, en la universidad cuando estaba haciendo mi primer curso universitario, una vez un colega escribió solo un párrafo en un ensayo y el profesor le dio cero, aunque su respuesta fue perfecta. Cuando el estudiante confrontó al profesor por qué le habría dado cero, obtuvo una respuesta “solo escribiste 1 párrafo, es un ensayo, es obvio que deberías escribir más”. Luego, el estudiante respondió afirmando que el maestro no había determinado el número de líneas o palabras que se debían usar: “Hice un párrafo, podría haberlo contestado en una oración, y aun así debiste haberme evaluado”. Y les pregunto: ¿quién tiene razón: el profesor? ¿El estudiante?

Tener criterios muy claros y bien definidos ayuda a reducir la subjetividad presente en las evaluaciones. ¿Qué aspecto quiero valorar de mi estudiante? La ortografía, el vocabulario estudiado, la comprensión auditiva, cuánto vale cada pregunta, el número mínimo de palabras. Estos son puntos que deben tenerse en cuenta al crear una evaluación, y ara aclarar el concepto de subjetividad, según el diccionario Aurélio, la subjetividad es “Condición de lo abstracto, frente a lo concreto, cualidad de subjetivo, individual, particular; relativo o específico de la persona ". 

Muchos autores argumentan y consideran que en los procesos educativos, los docentes siempre expresan algún grado de subjetividad, especialmente a la hora de asignar la nota. No es un secreto que las personas suelen estar influenciadas por la empatía, o la famosa afinidad, por lo que, en el caso de los profesores, acaban siendo más flexibles con los amigos y estrictos con los que no tienen tanta afinidad. Esto no puede suceder durante el proceso educativo. El profesor debe ser imparcial, no puede tomar en cuenta los valores familiares, la religión, la cultura, la opinión política, entre otros.

En la institución donde trabajo hay un examen parcial, con el mayor porcentaje de la nota total, el mayor peso,y los estudiantes siempre están muy preocupados por este examen. Lo que hago para brindar una evaluación imparcial es pedirle a los estudiantes que no pongan sus nombres en la prueba, sino sus números de identificación, luego de corregidos, solo busco en el sistema a quien pertenece cada documento, así lo corrijo sin ningún prejuicio. Utilizo esta técnica en todas las actividades que desarrollo con los estudiante. Con estas pequeñas actitudes es posible desarrollar un proceso más justo y fiel a los objetivos de aprendizaje del curso.

Después de discutir el tema de la subjetividad, pasemos al segundo tema: el momento de la evaluación.

Cuando hablamos de educación, más que planificar la evaluación, es importante que el docente esté al tanto de todo lo que sucede durante las actividades que el docente desarrolla con los estudiante. Es decir, las actividades desarrolladas en clase pueden y deben contener aspectos que sirvan para la evaluación del aprendizaje del estudiante por parte de un docente y este proceso podría denominarse evaluación continua. 

Seguro que si los estudiante escucharan este término de 'evaluación continua' les haría entrar en pánico al principio, pues si apenas por ser evaluados 1 o 2 veces ya se quedan desesperados, imagina que te evalúan constantemente y aquí es donde está el secreto: En la evaluación continua, el estudiante es evaluado de manera integral, de manera global, incluyendo postura, comportamiento, interés, entre otros aspectos. 

La evaluación no ocurrirá solo de manera bimestral o en los exámenes finales. Hay varias oportunidades durante el curso para que el estudiante demuestre su comprensión del tema y esto asegura que esté aprendiendo, que es un seguimiento continuo, por lo que si el estudiante demuestra en una actividad que no logró una comprensión completa sobre un tema, juntos, con la evaluación y la retroalimentación del docente pueden crear una estrategia para lograr el objetivo de esta actividad, y no solo confiar en la nota final para descubrir que no lo estaba haciendo tan bien. 

La evaluación no necesariamente tiene que realizarse solo en una fecha, se puede hacer a lo largo del semestre, a través de desafíos y la búsqueda de soluciones que los estudiantes puedan presentar, mostrando su grado de autonomía, responsabilidad, implicación, amplitud de conocimientos y aprendizaje de una forma activa.

Es importante dejar claro que este tipo de evaluación requiere mucho más del docente, ya que además de atento, también tiene que planificar actividades que permitan la evaluación continua de los estudiantes. Para ello, el docente debe estar realmente comprometido con su profesión y los valores de educar y no solo la vieja y no buena transmisión de conocimientos. 

Para los estudiantes se debe promover un cambio de chip, la evaluación no debe verse como un peligro, algo sumamente difícil, sufrimiento, dolor de cabeza, una mala noche de sueño, sino como oportunidades de aprender, este es el término que siempre lo uso en las diversas actividades que desarrollo con los estudiantes, casi nunca usamos la palabra evaluación. 

Este es un tema extenso que suscita mucha discusión, hoy comenzamos con esta discusión que pretendo reflexionar con ustedes en otra ocasión sobre otros dos temas que creo que son muy innovadores en el tema de la evaluación: la metacognición y el concepto de diferenciación. En otras palabras, vayamos en la misma dirección que ya hemos tomado: descentralizar el poder del profesor y hacer que el estudiante sea participativo en el proceso tanto de construcción como de evaluación del conocimiento.