Metamorfosis, así llamaría el proceso por la cual toda el área de la esducación están pasando. Es un cambio muy rápido, muy drástico para algunos, no tanto
para otros, sin embargo, es un cambio profundo, desde las bases hasta el topo
de nuestra formación.
Mi experiencia educativa en esto meses ha sido, de verdad, muy
intensa. Cuando empezó la idea de trasladarse para el universo virtual me imaginé
“para ti no será tan difícil, trabajas con el enfoque del aprendizaje invertido,
utiliza las metodologías activas todo el tiempo en tus clases, conoces
herramientas, plataformas, gamificación… estás listo para este cambio”. Lo que no
esperaba es que nadie estaba listo para este cambio, tampoco yo.
Nadie estaba listo para aprender a usar centenas
de plataformas de videoconferencia de la noche para el día; nadie estaba listo
para la dura realidad de que no vivemos en la era de la tecnología, pues muchos
de nuestros estudiantes siguen sin acceso a una computadora o a una rede de
internet; nadie estaba listo para cambiar su metodología tradicional de hace 20
años para una metodología intensamente virtual; nadie estaba listo para cambiar
la mentalidad de que el hecho de que esté en casa, no significa que está de vacaciones,
que debe permanecer en pijamas, por que así su cerebro no entenderá que está en una clase.
Aunque me sintiera listo para este cambio, muchos fueron y son los desafíos
que todavía debo enfrentar como docente: incentivar mis estudiantes se volvió primordial,
ayudar los estudiantes a utilizar aplicaciones, plataformas, recursos, tener
paciencia con los estudiantes que no quieren prender la cámara porque están
bajo cobijas, o los que abren el micrófono apenas para decir ‘hola’ y ‘adiós’,
respirar después de hacer una pregunta y escuchar un silencio sepulcral.
Las oportunidades de mejora que he visto están principalmente en la
oportunidad de reflexión de que el cambio era y es necesario, no estábamos
listos, ¿estaremos listo en algún momento? La educación debe cambiar, los papeles
deben ser invertidos, el docente debe ser el facilitador y el estudiante el
responsable por su propio aprendizaje.
Estas reflexiones nos ayudarán a regresar a la supuesta normalidad que
muchos esperan, pero que jamás llegará, pues ya pasamos por la metamorfosis y
nada será igual.